Indigencias

SIN TÍTULO

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TORMENTA DE ARENA  

Como un principio soñado,

sin sentido,

sin historia,

sin preámbulo.

Un inicio a la desesperada:

La arena se levanta en armas

atizada por el viento.

Dos granos de arena se conocen,

no se han visto antes,

así empieza su amistad.

En las alturas los mantiene el simún.

Hablan de esperanza,

maldicen su suerte.

Son nómadas a la espera de posar sus cuerpos.

Son viajeros a su pesar.

Llegará la lluvia a apaciguar las furias,

cesará el viento y respirará la arena.

No tienen sed,

No tienen hambre.

En el desierto la lluvia no deja charcos,

ni hay sombra donde agarrarse.

“Dime tu nombre,

me acordaré de ti.”

Jesús Díaz Hernández

INDIGENCIAS III   100 x100 cm

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VIENEN

Nunca sabré de su valor, de su necesidad,
de ese riesgo infinito que es vivir
y dejar atrás la creación, el ser, la nada…
No damos crédito a la realidad
si se sale de nuestras adocenadas vidas.
Saltar una valla y hundirse en el mar
es el principio de la humillación
pero también de la vida misma.


Vienen con una sonrisa tan clara
como la arena donde han caído.
El color de su cuerpo desprende aromas
de tierra mojada y sutil agonía.
Es lo que tiene huir de la muerte.
Y luego qué,
más obstáculos en un mundo parado,
que ya no gira,
que se ha quedado en una foto fija
de indignidad y vergüenza.


Un mundo que ni Atlas se atreve
a llevar sobre sus hombros.
Un mundo que no parece mundo
pero que sonríe satisfecho cada vez que
levanta una valla y da una limosna.

Jesús Díaz Hernández

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